El espacio en el que transcurre el dolor de sus cuadros es siempre reducido, obviamente autobiográfico, y en Frida se reduce a dimensiones inconcebibles: "Hospital Henry Ford", "Operación cesárea ", "Mi nacimiento ", "Unos cuantos piquetitos", "Sin esperanza". Anais Nin, nos dice: una gran pena me ha hecho construir una caverna para protegerme: mi diario", por lo que, aparte de la singularidad de la invalidez de
En los grandes repertorios biográficos su vida no figura, no existe, mientras páginas y páginas ilustran la de Rivera y en alguno de ellos se nombra a Frida Kahlo únicamente como la tercera esposa del pintor.